Bóveda Global de Semillas de Svalbard

Ayer fue inaugurada la Bóveda Global de Semillas de Svalbard. Este silo situado en el círculo polar Ártico noruego almacenará 1.500 millones de semillas de especies cultivables, a modo de reserva mundial de emergencia ante un cataclismo.

El silo, también llamada Bóveda del Fin del Mundo, consiste en una cámara acorazada dividida en tres habitaciones situadas a 130 metros de profundidad en una montaña de piedra arenisca, y es resistente a la actividad volcánica, los terremotos, la radiación y la crecida del nivel del mar. Instituciones de todo el mundo han enviado semillas. Los sistemas eléctricos, y como "responsable subsidiario" el permafrost ártico, conservarán las muestras a -18 ºC garantizándose así su superviviencia durante siglos. La bóveda almacenará semillas de variedades de especies de cultivo, con especial atención a las procedentes de países en desarrollo, como alfalfa, espárrago, judía, cebada, albahaca, acelga, zanahoria, lenteja, tomate, cebolla, patata, guisante, espinaca, trigo y arroz.

Este proyecto ha sido impulsado por el Gobierno noruego, el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos y el Banco Genético Nórdico. En un principio acogerá 300.000 muestras, siendo las primeras "inquilinas" variedades de arroz de 104 países. La idea es que sólo se haga uso de estas semillas cuando la fuentes de un tipo hayan sido destruidas o agotadas, o en cuando sean requeridas por los países de origen -que son los propietarios-.

La verdad es que este "Arca de Noé" de semillas es una idea magnífica y un símbolo de cooperación internacional y de la elección de los países por preservar sus riquezas. Pero creo que es una idea ampliable. Me refiero a esas noticias periódicas que hablan del número de especies que desaparecen diariamente de nuestro planeta. Y es que creo que casi urge más la conservación de todas esas especies vegetales salvajes o no cultivables. Hace años tuve la oportunidad de visitar el Banco de Germoplasma Vegetal del Jardín Botánico de Córdoba y fue emocionante estar presente ante 4.000 especies y subespecies que corresponden al 60% de la Península Ibérica y Baleares. Existen otos ejemplos nacionales como la Red de Bancos de Biodiversidad de la Flora Macaronésica, en la que participa el Jardín Botánico Viera y Clavijo de Gran Canaria. ¿Y por qué no un banco mundial de ADN de especies animales? Sería también necesario, pues la desaparición de especies animales es también una lacra actual.

Así que espero que esta iniciativa se "piratee" y se reproduzca. Mientras muchos destruyen el entorno, siempre quedará esperanza si algunos se empeñan en conservarlo.

Fuentes: Soitu / Público / El País
Imágenes:
Soitu

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